En aquel fresco día de Antónimo, entre Abril y Octubre, nuestro pequeño pero gran amigo Po secaba sus lágrimas al sol. ¡Que gran suerte la suya de poder contar entre sus lindos abedules con gente como aquella!
Las viñas del señor estaban floreciendo en nuestros bellos corazones de antaño y la lluvia despejaba toda duda.
Y hete aquí que nuestro querido Po de mediana estatura y férreo locuaz consumaba sus días sentado en el borde de la acera de su calle a medio cabalgar entre Pesto y Trafalgar.
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...sién
ResponderEliminaro
parabién
po
medita
o
agita
tus
palabras
Hatoros
llenas
de
emoción...
recibe la mia , querido amigo siempre:
j.r.s.
hola eres de dulce , a veces, me encanta este poema,en serie de broma e ironía!
ResponderEliminarun abrazo
lidia-la escriba perpetua?